Con la misma estrategia, pero con una nueva embestida, el PRI-Gobierno da el banderazo de inicio a las hostilidades del proceso electoral 2018.
El modus operandi es muy claro y podríamos decir que hasta cierto punto predecible, identifican al candidato más fuerte en turno, y arman toda una estrategia para debilitar su imagen personal, muchas de las veces con verdades a medias, pero en la gran mayoría, con francas y abiertas mentiras, tomando ventaja del control que todavía tiene el sistema sobre algunos medios de comunicación, que envueltos en la crisis de valores y por supuesto la económica, dejan de lado sus postulados de ética, por decir lo menos, tirados en el bote de la basura.
Así lo han hecho a cuanto adversario político se les enfrenta, el último de los casos fue el de la candidata al Gobierno del Estado de México Josefina Vázquez Mota, atacando con verdaderos infundios a su persona y a su familia completa, faltando días para el cierre de la campaña, el mismo gobierno, las instituciones que fueron utilizadas de manera facciosa con fines político-partidistas, dieron una disculpa por haber atacado a la candidata, pero claro, el daño ya estaba hecho, la estrategia funcionó.
Siempre que la oposición se ha enfrentado al sistema que ha dominado nuestra novel geografía política, el sistema opera, y a la perfección, cual máquina aceitada, donde cada cual juega su papel, con un solo fin, el de conservar el poder y el dinero al costo que sea, incluido con la vida, como les ha pasado a ellos mismos cuando alguien quiere romper con las reglas no escritas del orden y la disciplina partidaria; la muerte del candidato presidencial en marzo de 1994 Luis Donaldo Colosio, o la muerte de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI en septiembre de 1994, así lo acreditan.
El PRI-Gobierno tiene ahora abiertos tres frentes de guerra:
1.-Imponer al procurador como fiscal de la nación por los próximos nueve años, garantizando la total impunidad de la actual administración federal; lo mismo hicieron los Duarte -el de Veracruz y el de Chihuahua-, dejando a funcionarios a modo en todos los puestos clave y con protección tras sexenal. Afortunadamente para nosotros esas posiciones fueron desmanteladas a contrapelo, en casi todos los casos.
2.-Mantener fragmentada a la oposición, como de hecho lo han logrado, para que la pulverización, incluida los candidatos ciudadanos, les ayude a conservar el poder con los más bajos niveles de votación y aceptación históricos. Un régimen decadente, trasnochado, un sistema que ya dio de sí, que sobrevive con medidas de emergencia y transfusiones diarias, tratará de impedir que la oposición se una en un Frente Único.
3.-Ubicarse como candidato y partido, en primero o segundo lugar en el arranque de la contienda electoral, prácticamente es aquí donde se definirá al ganador de la contienda presidencial de 2018.
Los ataques a Ricardo Anaya, presidente del principal partido de oposición que encabeza los trabajos de reconstrucción del país, y que pretende aglutinar a mucho más que solamente a partidos y políticos, que busca incluir a ciudadanos, académicos, trabajadores y amas de casa en un solo frente y presentar a la población la oportunidad de acabar con la corrupción, acabar con la pobreza que nos lacera, acabar con la impunidad, acabar con la violencia que nos tiene postrados ante la delincuencia y lograr un crecimiento económico sostenible, de ninguna manera podrán cooptar las intenciones de una joven promesa de la política mexicana y mucho menos, la de todo un partido, con más de setenta años de trayectoria nacional.
Son momentos de unidad, esta es una forma que el sistema ha usado para debilitar a los adversarios, a toda la población, el sistema atacará a quien ose enfrentarlo, la embestida será feroz, sin recato y sin escrúpulos, así lo han demostrado, pero tal y como dice el dicho popular: “Pa’ las yeguas del jaral, los caballos de allá mismo”.
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