La Constitución de la Ciudad de México se mantiene firme. Ha sorteado los embates que recibió de la Presidencia, la Procuraduría General de la República, el Senado y partidos políticos.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha concluido la constitucionalidad de la Carta Magna que, apenas fue aprobada y publicada, recibió todo tipo de ataques a través de acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales en su contra. Una verdadera traición por la espalda, toda vez que su aprobación fue una muestra de consenso político en todos los niveles.
El logro democrático y democratizador de dar certeza jurídica a los capitalinos se sobrepone a la mezquindad política que han manifestado la Federación y los partidos por considerar que la ciudad y su administración son incapaces de guiarse y gobernarse por sí mismos, sin la intervención de terceros externos.
La solidez de la primera Constitución de la capital del país no es gratuita ni fortuita. En definitiva, tampoco es un logro personal de nadie por más paternidades que le han querido fincar. Es muestra del trabajo conjunto y vocación democrática que quedó de manifiesto en la integración de la Asamblea Constituyente. Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que pocas veces se han visto alineaciones políticas estratégicas de esta magnitud para aprobar un ordenamiento en beneficio de los habitantes de la Ciudad de México.
La Constitución, se reconoce, no es perfecta. Por el contrario, como toda ley, siempre es perfectible. De ahí que los ministros de la SCJN también hayan determinado declarar inconstitucional las causales de nulidad de una elección, así como las veces que un legislador local puede ser reelecto.
Sin embargo, se desarticulan argumentos endebles que cuestionaban la integridad del documento en áreas como derechos humanos, educación, salud, trabajo. Vamos, pareciera que a todos les generó incomodidad, y hasta rencor, la emancipación democrática de la capital del país.
La Carta Magna local tiene perfectamente definidas sus esferas de competencia, al tiempo que se alinea con la Constitución Política nacional. La Suprema Corte de Justicia de la Nación nos ha dado la razón y es motivo de celebración por el reconocimiento al trabajo realizado por el Constituyente en beneficio y autonomía de la ciudad.
No descarto que el golpeteo político continúe. Siempre será nota y garantía de fotografía del político mezquino que en declaraciones asegure que la Constitución es mala, endeble, ineficiente, incompleta. Por lo pronto, el primer round es en favor de los ciudadanos y de su certeza jurídica, que desde el Constituyente trabajamos por darle a todos los capitalinos.
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