TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA NORA ELVA ORANDAY AGUIRRE, CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, EN SESIÓN SOLEMNE.

8 de Marzo de 2023

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Ciudad de México, 8 de marzo de 2023

 

TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA NORA ELVA ORANDAY AGUIRRE, CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, EN SESIÓN SOLEMNE.

 

 

DIPUTADA NORA ELVA ORANDAY AGUIRRE (NEOA): Buenas tardes.

 

Con el permiso de la Presidencia de esta tribuna.

 

 

Soy Nora Oranday, diputada federal migrante por el Partido Acción Nacional, originaria del estado de Coahuila y residente en los Estados Unidos de América, por casi 35 años.

 

Me complace en este Día Internacional de la Mujer conmemorar una fecha que, aunque casi siempre, arrastra sentimientos de injusticia, de odio, de violencia, de falta de entendimiento, se eleva a pesar de los pronósticos, desde la esperanza por un futuro mejor para todas nosotras.

 

Parir seres humanos y poblar el mundo como mujeres migrantes que nos asentamos en diversos países, que no reciben por las buenas o por las malas, es quizás tan peligroso en estos tiempos, como dar a luz ideas en tu propia tierra ante mentes extrañas e incomprensibles plagadas de sentimientos ante humanos contra la mujer.

 

La mujer mexicana que emigra desde su pequeño entorno, se lanza y cruza ríos, mares y desiertos, en busca de la dignidad, el respeto y el orden, como lo ha sustentado siempre nuestra filosofía panista, para el menos investigar si allá en nuestras fronteras existe una vida digna para ser vivida y déjenme decirles que sí existe, que sí la hay, muchas mujeres muchas, sin duda, han fallecido en el intento, pero han abierto camino para nosotras quienes, como yo tienen la dicha de regresar a su propio país a hablar de las muertas, de las olvidadas, ante tribunas como esta.

 

Por eso nos vamos, señores, como ha sido en mi caso, de nuestra propia tierra, en la que dejamos lo más querido y lo más amado, nuestra lengua, las historias, las tradiciones, a nuestros padres ancianos, a la familia, arriesgándonos sólo la pérdida de nuestra propia identidad, sino de nuestra propia vida y jugando como siempre las mujeres a la ruleta rusa para seguir viviendo, a sabiendas de que muy probablemente seremos víctimas de violencia generada por aquellos que, seguramente, no tienen madre, o hermanas, o tías o qué sé yo.

 

Dejar de ser … de un ejemplo que se repite, la de todas las Marías que habitamos el país del norte, Marías del centro y Sudamérica y nuestras Marías mexicanas que según cifras, sufren de los horrores de una guerra incomprendida contra nosotras.

 

Por eso, este día en el que se conmemora la mujer alrededor del mundo, bajo regímenes democráticos o dictatoriales, ante culturas y religiones salvajes, es importante ya hablar de nosotras.

 

Desde esta tribuna hago un llamado para que se me respete a mí como mujer, empezando como mujer diputada y en este caso, y ante este Congreso, ante un lenguaje de nuestros compañeros diputados, que debería ser ya impermisible.

 

Cómo quisiera tener una voz más fuerte, más contundente, para que nuestro Gobierno nos dé señales de que de verdad le importamos y que nos permita no tener que acudir a la violencia, al desacato y al desorden, para que nos proteja.

 

Pediría que las autoridades competentes pongan toda su fuerza para defendernos, para que se sienta orgulloso nuestro señor Presidente de que sí es cierto que nos entiende, de que nos protege y que castiga desde todas las trincheras, a quienes se atrevan, al menos pensar, que la mujer mexicana es una ciudadana de segunda o de tercera clase.

 

Imagínese, señor Presidente, Manuel López Obrador, el día que el mundo diga que México es el primer país en todo el orbe que protege a sus mujeres.

 

Como ninguno, como ningún Presidente en el mundo, qué orgullo sentiríamos mexicanos de tener esta clase de estadista, señor Presidente, padres, hermanos, tíos, esposos, parejas, no nos abandonen, contamos con ustedes para salir adelante en un país que, les aseguro, al menos de nuestra bancada, un país que no se doblega y no se va a doblegar jamás.

 

¡He dicho!

 

 

 

 

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