Ciudad de México, 8 de febrero de 2023

TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DEL DIPUTADO PAULO GONZALO MARTÍNEZ LÓPEZ, CON MOTIVO DE LA PROMULGACIÓN DE LA LEY ELECTORAL DEL 6 DE FEBRERO DE 1917.

DIPUTADO PAULO GONZALO MARTÍNEZ LÓPEZ: La Ley Electoral emitida el 6 de febrero de 1917, por Venustiano Carranza, definió la forma en que se llevarían a cabo las elecciones inmediatas para la Presidencia de la República y el Congreso. En su texto definían los medios de impugnación y se estableció el voto directo para presidente y la regulación de los colegios electorales para la elección de los integrantes del Congreso.

Es necesario recordar que la Cámara de Diputados, en su carácter de Colegio Electoral, era la encargada de calificar las elecciones y que el Poder Ejecutivo era el facultado para organizar los procesos electorales. Y de esa ley hoy no queda nada.

Las grandes reformas electorales en México han surgido de los consensos de los diferentes actores políticos y de los diferentes sectores de la sociedad, no de la imposición de los gobernantes, eso era en otros tiempos. Ahí están las reformas de 1963, por la que se institucionalizaron los diputados de partido. La de 1977, que abrió la puerta al sistema mixto a través de la representación proporcional. Con la reforma de 1987, que vio el surgimiento del Código Federal Electoral.

La reforma de 1996, que destaca por haber dado una autonomía al Instituto Federal Electoral y favoreció la alternancia en este país en años posteriores.

La reforma de 2014, en la que se rediseñó el régimen electoral mexicano y transformó al Instituto Federal Electoral en el Instituto Nacional Electoral, a fin de homologar los estándares con los que se llevaban a cabo los procesos electorales, tanto federales como locales y garantizar la certeza de nuestra democracia electoral.

Compañeras y compañeros, el sistema electoral mexicano ha encontrado legitimidad y validez en la amplia deliberación y aprobación de las reformas políticas. México no admite reformas electorales sin discusión, mucho menos sin una lectura previa.

México no merece un Plan B, una reforma segundona, sin discusión, mal hecha, sin una correcta técnica legislativa. No merecemos un albazo como el que se aprobó en esta Cámara de Diputados hace algunas semanas y que hoy ha sido impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El llamado Plan B mostró el rostro autoritario de quien pretende imponer su voluntad en las elecciones, de acabar con el árbitro electoral y volver a los tiempos más oscuros del fraude electoral y del control de las elecciones desde el gobierno.

El presidente de la República pasará a la historia como un autócrata que simplemente se quedó en el pasado con los efectos negativos de sus propios perjuicios y revanchas políticas y personales.

Es cuanto, presidenta.

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