Ciudad de México, 2 de marzo de 2023
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA ANA LAURA VALENZUELA SÁNCHEZ, CON MOTIVO DEL PLAN DE AYUTLA.
DIPUTADA ANA LAURA VALENZUELA SÁNCHEZ (ALVS): Con su venia, presidenta.
El 03 de enero de 1854, el General Juan N. Álvarez y el Coronel Florencio Villarreal se reunieron en la Hacienda de la Providencia, en Guerrero, para comenzar a tramar un plan de insurrección en contra del entonces Presidente Antonio López de Santa Anna.
Eran tiempos en los que las luchas entre facciones, políticas y militares tenían al país envuelto en un disgusto, verdaderamente notable.
La polarización entre los bandos conservador y liberal era tal que las instituciones políticas del país se veían superadas por los conflictos por el poder, más que por los propios problemas y demandas nacionales.
La dictadura de Santa Anna dio motivo al Grupo político identificado del lado liberal para instaurar una visión reformista que no estuvo exenta de problemas y reacomodos en las más altas esferas del poder.
La venta de la mesilla, los saltos y numerosos impuestos, el derroche por parte de la clase política, la represión de la protesta social, el malestar entre su propio grupo político y las acciones despóticas de un Presidente aferrado al cargo, fueron el caldo de cultivo del Plan de Ayutla que hoy traemos a la memoria en esta Cámara.
Decía José María, la fragua, más criminal, por lo que ha dejado de hacer y por lo que ha dejado hacer a otros, que por lo que él mismo ha hecho, no ha sabido ser déspota y no ha podido ser hombre grande y no, no se refería a López Obrador, sino a López de Santa Anna, aunque se trata de una coincidencia poética afortunada para nuestros días.
A finales de febrero de 1854, en la misma hacienda de la providencia se llevó a cabo una nueva reunión para definir el plan que guiaría las acciones para derrocar a Santa Anna, allí conformaron el Plan de Ayutla, el mismo que fue redactado por Ignacio Comonfort y proclamado por el Coronel Florencio Villarreal, el primero de marzo y reformado 10 días después por el propio Comonfort.
Por el Plan de Ayutla, cesaban en el ejercicio del poder a Santa Anna y a todos los funcionarios que se opusiesen al plan.
El jefe del ejército revolucionario convocaría al triunfar a un representante por cada estado y territorio y anunciaba que cuando el plan hubiese sido adoptado por la mayoría de la nación, se nombraría un nuevo Presidente de la República, que tendría como encargo primordial, convocar a un congreso constituyente para constituir a la nación bajo la forma de república representativa popular.
La guerra contra la dictadura de Santa Anna duró más de lo que los promotores de Ayutla pudieron haber calculado hasta agosto de 1955, en que después, de un sinnúmero de batallas en distintas regiones del país, el depuesto Presidente publicaría en perote, donde había sido apresado, un manifiesto por cuyo medio devolvía a la nación el poder que le había confiado y así el 16 de agosto se embarcó a la antigua, rumbo a La Habana.
La Constitución de 1857 fue el principal logro de Ayutla, más allá de las pugnas políticas propias de la época, que aún eran el reflejo de la edificación de una nueva patria, Los Constituyentes de 1857 tuvieron la visión de consolidar la república representativa federal, como hoy la conocemos y gracias a la cual, mantenemos hoy una identidad nacional.
Así se construyó el régimen político mexicano y nuestra forma de gobierno.
Hoy nuestro sistema político no advierte esquemas alejados de la democracia, del reconocimiento de la República, la división de Poderes como el elemento neural de la República, debe seguir siendo el pilar en que se basa nuestra organización del poder público, ni sumisión, ni lealtad ciega, independencia real de los poderes, eso es lo que buscamos, un país de instituciones y no de caudillos, no de líderes autoproclamados ni de autócratas.
Un país que no se define entre liberales y conservadores como hace 150 años y que no se concentre en la retórica de esos viejos conceptos que dividen y polarizan a la sociedad, un país simplemente de mexicanas y mexicanos, sin adjetivos.
Estamos en la defensa de un país democrático, en donde todos tengamos voz y esa voz sea escuchada, donde no se manda callar a nadie, donde no se abuse del poder para insultar a un ciudadano.
Tenemos mucho que aprender de aquellos pasajes de nuestra historia que nos tienen aquí hoy, renovando las instituciones, viendo por el futuro de nuestra patria, el futuro de México, es cuanto presidenta.