Ciudad de México, a 17 octubre de 2023
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA PAULINA AGUADO ROMERO, CON MOTIVO DE LOS 70 AÑOS DEL RECONOCIMIENTO DEL DERECHO AL VOTO DE LA MUJER EN MÉXICO.
DIPUTADA PAULINA AGUADO ROMERO (PAR): Con su venia, presidenta.
Saludo con mucho gusto a la Marina, y con mucho respeto a las mujeres que nos acompañan este día. Muchas gracias por estar aquí.
Nos siembran miedo, nos crecen las alas. Las mujeres seguiremos luchando por nuestros derechos humanos. Bajo ninguna circunstancia vamos a permitir que se violente nuestra dignidad humana. La ONU les pide a todas las naciones que luchen por la paz, por la dignidad e igualdad de las mujeres. Que se implementen políticas públicas para lograr su liderazgo y su participación política.
Nosotras representamos las nuevas ideas, las nuevas formas de hacer las cosas, logrando altos grados de eficacia y de eficiencia. Las mujeres representamos los valores del cariño, del respeto, de la fraternidad, de la tolerancia, de la bondad, de la nobleza, de la justicia, de la paciencia, de la fidelidad y de la confianza. Por eso no vamos a permitir ninguna forma de violencia hacia nosotras.
Justicia. Vivas nos queremos. Justicia. Mujer, escucha, esta es tu lucha. Justicia. Si tocan a una nos tocan a todas. Es necesario recordar la importancia de reconocer la historia de los derechos políticos, sociales, económicos de las mujeres y niñas que siguen luchando minuto a minuto por un mundo igualitario. Hace 70 años, un 17 de octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines cumplió con su promesa, con esa promesa de reconocer a las mujeres el derecho a votar y ser votadas a nivel federal.
Hoy aplaudo a esos hombres, a esos héroes, a los caballeros que sí nos protegen, que sí nos entienden, que sí nos apoyan y visibilizan. El derecho a votar se vio materializado en las elecciones federales de 1955, cuando las mujeres acudieron a las urnas a emitir su voto.
Si bien no podemos decir que se logró integración plena, hoy y en ese momento seguimos dando pasos, pasos importantes, pasos trascendentales. El reconocimiento a la ley era indispensable para que las cosas empezaran a cambiar. Un hecho memorable, se tuvo que cambiar la mentalidad y luchar contra las costumbres arraigadas en la sociedad mexicana, impedir el progreso y una mejor vida de todos sus integrantes.
En nuestro país, como en otras muchas partes del mundo, han existido exclusiones de la democracia sin sentido y sin razón, las mujeres éramos excluidas de la posibilidad de elegir, de la posibilidad de decidir y de participar en la política.
Compañeras diputadas y diputados, todos aquí sabemos que sin el derecho a votar simplemente no habría democracia. Fue gracias a una larga, ardua, incansable lucha que libraron las mexicanas de esa época, que hoy se nos reconoce este derecho elemental.
Hoy la participación de las mujeres en la vida política de nuestro país y en la toma de decisiones se pelea, se arrebata, se moviliza, se activa y es decidida y contundente.
Hemos hecho la diferencia en nuestras comunidades, ocupando cargos de liderazgo político y espacios de representación popular. Hemos levantado la voz y propuesto leyes que beneficien y mejoren la vida de todas y todos. Pero la situación que vivimos las mujeres en México no es ni la mejor ni la más próspera ni la más justa.
El México de hoy está marcado por la violencia en contra de nosotras, una violencia desmedida que ha cobrado la vida de miles de mexicanas, que ha destruido a cientos de familias, que se reflejan amenazas que han sufrido candidatas, presidentas municipales, gobernadoras, diputadas, senadoras y hasta la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, por las simples fobias, rencores y odio de quien hoy representa lo más grotesco del patriarcado, y agradezcan que queremos justicia y no venganza.
Hoy aspiramos un México que no esté bañado en sangre derramada de mujeres. La suma de los feminicidios se sigue multiplicando, hoy miles de niñas y mujeres en México son abusadas, sexualmente, golpeadas, secuestradas, acribilladas y son víctimas de la trata de persona.
La violencia hacia las mujeres no solamente no para sino se incrementa. Ante ello, y aunque haya quien nos quiera frenar, no lo lograrán. En el fondo de este problema está la cuarta transformación.
La mujer debe de nacer libre y permanecer igual en derechos y circunstancias al hombre. Las mujeres no vamos a ceder nunca nuestros derechos de equidad de género, nuestras libertades. Las mujeres no somos las segundas opciones en un mundo de hombres tenemos todas las capacidades para gobernar, para dirigir a empresas y para luchar por nuestras sociedades de las trincheras, de la participación ciudadana, podemos y tenemos derecho de ser presidentas municipales, gobernadoras, legisladoras, madres de familia, empresarias, profesionistas exitosas, tenemos derecho a lo que soñamos.
Las mexicanas sabemos defendernos porque mucho nos ha costado que se reconozcan nuestros derechos. El sacrificio y lucha de millones de mexicanas de distintas partes de la sociedad no será ni se irá por un balde, hoy nos toca defender estos derechos, estos derechos obtenidos a lo largo del tiempo y, por supuesto, protegerlos, protegerlos para las futuras generaciones, para que estas niñas que hoy están en nuestro país sean mujeres participativas, líderes que influyan en la vida política y decidan sobre el rumbo que debe tomar su país.
Hoy nos corresponde defender las instituciones, organismos y órganos que hacen posible el ejercicio de nuestros derechos, debemos defender la democracia ante el populismo y los discursos que dividen e incitan al odio y al rencor. Un llamado que se hace no solo en México, sino en el mundo.
Reconocemos los avances en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres, logros importantes que se han dado gracias al consenso, el diálogo y el impulso de iniciativas de mujeres valientes que han pasado por aquí, por el Congreso de la Unión, pero también sabemos que nos falta mucho por hacer.
En esta sesión solemne refrendamos el compromiso que tenemos de mejorar las condiciones de vida de las mujeres, así como el compromiso de defender los derechos de todas y cada una. Agradecemos y reconocemos a todas ellas, a quienes ya no están entre nosotros, a quienes iniciaron la lucha, a quienes lo dieron todo porque hoy estemos aquí a la par, decidiendo lo que sea mejor para México, sus sacrificios y su esfuerzo no serán en vano y sus nombres vivirán por siempre en las páginas de la historia y de la democracia mexicana.
Compañeras y compañeros, una sociedad que no permite que todos sus integrantes gocen plenamente de los mismos derechos y las mismas oportunidades, es una sociedad que no crecerá ni tendrá futuro viable.
Y aquí estamos las mujeres mexicanas listas para servir a nuestra patria, firmes con nuestras convicciones, preparadas para enfrentar las adversidades actuales, con experiencia y capacidades para tomar decisiones y para encontrar los mejores caminos que nos lleven un bien común.
Digamos siempre sí a las causas de las mujeres líderes poderosas, vivas y sin miedo, porque el futuro de México, porque el futuro de México tiene rostro de mujer.
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