Ciudad de México, a 27 de febrero de 2024
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA NOEMÍ BERENICE LUNA AYALA, PARA PRESENTAR DOS INICIATIVAS. LA PRIMERA, CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMA EL ARTÍCULO 3O. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. LA SEGUNDA, QUE ADICIONA LOS ARTÍCULOS 7O. Y 9O. DE LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN.
DIPUTADA NOEMÍ BERENICE LUNA AYALA (NBLA): Con su venia, señora presidenta.
Muchas gracias, presidenta. Compañeras y compañeros diputados, subo nuevamente a esta tribuna para presentar dos iniciativas que reforman diversas disposiciones tanto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como de la Ley General de Educación en materia de calidad y equidad en la educación.
Para comenzar, me parece importante hacer un groso recuento de cómo ha ido empeorando la calidad educativa en nuestro país, porque la cobertura sigue siendo muy limitada. Aún existen muchas inequidades en las aulas, el presupuesto no es suficiente, podríamos decir incluso que es raquítico. Y de infraestructura mejor ni hablar, es sumamente precaria. ¿Qué podemos decir de los planes y programas de estudio o de los libros de texto? Siguen siendo lamentablemente obsoletos.
Con el gobierno de la mal llamada cuarta transformación también llegó la nueva escuela mexicana que, supuestamente, tenía cuatro objetivos: el desarrollo humano integral del educando; impulsar transformaciones sociales dentro de la escuela y en la comunidad; reorientar el sistema educativo nacional e incidir en la cultura educativa mediante la corresponsabilidad.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para alcanzarlos, no se observa ningún avance. Tristemente la educación de las y los niños mexicanos va en picada.
No se han logrado cambios sustantivos en las instituciones educativas ni en los planes de estudio. Los libros de texto gratuitos están llenos de errores y adoctrinamiento. No hay presupuesto para materiales ni para capacitación docente y de normatividad, pues ya es absurdo hablar, porque vamos en un franco retroceso.
Durante el sexenio pasado se hicieron algunos esfuerzos para la evaluación al magisterio. Se otorgó autonomía al Instituto para la Evaluación de la Educación que garantizaba la calidad educativa, mejorando los servicios a partir de las evaluaciones, capacitación y preparación tanto de alumnos como de maestros.
Aunque al principio hubo resistencia de algunos grupos, el modelo parecía que iba por buen camino para tener una educación de calidad, considerándola como un instrumento más importante para impulsar el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes.
Con lo anterior, no quiero decir que haya un modelo mejor uno que el otro. Lo que sí quiero decir es que en México se requiere de un modelo de calidad educativa que sea equitativo, moderno, pero, sobre todo, a largo plazo. Que, a pesar de la llegada de nuevas administraciones, mantenga un dinamismo constante, que incluya la capacitación continua y la evaluación con incentivos para los docentes y el alumnado, así como acciones concretas de avance que se expresen en las aulas y en el entorno social.
Si hay algo en lo que debemos invertir, sin duda, es en el futuro de las próximas generaciones y es extremadamente lamentable que los resultados de la prueba Pisa de evaluación internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico del que México es parte, se haya tenido pésimos resultados.
Eso nos muestra que hay un retroceso muy significativo en la educación que están teniendo las y los mexicanos del futuro, los que en sus manos tendrán la construcción de un mejor país.
Por eso es que vengo a esta tribuna a presentar estas iniciativas con la intención de que se incorpore en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la equidad y la calidad educativa, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos.
Por el bien de nuestras familias, las y los diputados de Acción Nacional reiteramos nuestro compromiso humanista y en favor de la ciudadanía. Los invito a conocer y a votar a favor de esta propuesta. No lo hagamos por nosotros, hagámoslo por la niñez mexicana, por sus hijas e hijos, por sus nietos y por su futuro.
Es cuanto, señora presidenta.
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