Ciudad de México, a 02 de abril de 2024
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DEL DIPUTADO NOEL MATA ATILANO, PARA REFERIRSE A LA SESIÓN SOLEMNE CON MOTIVO DE LOS 200 AÑOS DE LA CIUDADANÍA MEXICANA DE SIMÓN BOLÍVAR.
DIPUTADO NOEL MATA ATILANO (NMA): Con la venia de la presidencia.
Diputadas, diputados:
Cuando Fray Servando Teresa de Mier, brillante religioso de la hoy octocentenaria Orden de Predicadores, hábil escapista de prisiones y visionario hombre de estado encabezó, en el seno del congreso constituyente de 1824, la iniciativa para otorgar, de manera honoraria, la ciudadanía mexicana a Simón Bolívar y a George Washington, seguramente nunca imaginó que menos de dos siglos después una caterva de trasnochados, con una notable proclividad por tiranos bananeros y mesías tropicales, desnaturalizarían su figura para, en su nombre, cometer toda clase de atropellos contra la vida, la verdad y la libertad.
México debe volver a ser esa nación que le abría las puertas a personajes universales y luminosos: en el siglo pasado, por ejemplo, A los niños de Morelia y el exilio sudamericano nutrieron y enriquecieron nuestra cultura y florecieron la ciencia, las artes y las humanidades.
El lado obscuro de la historia, ya en el siglo XXI, son los perniciosos podemitas y etarras, así como los impresentables agentes de pseudointeligencia disfrazados de médicos que ameritarían la expulsión ipso facto del país en vez de espacios de poder y adoctrinamiento. Son los primeros que tendrán que irse luego que recuperemos el México sin miedo que merecemos.
Seamos serios: el de la voz y mi grupo parlamentario creemos en el auténtico bolivarianismo, el de Leopoldo Zea y de José Vasconcelos; el de corte auténticamente humanista y profundamente liberal; el que enarbola los principios y el espíritu de la ilustración y hace de la libertad, la igualdad y la fraternidad una vivencia para que existan patrias ordenadas y generosas.
Hay que decirlo: lejos del ideal bolivariano estaba la realidad particular de cada uno de los países que en ese momento estaban dando forma a sus propias soberanías y construyendo sus sistemas políticos.
El mismo Bolívar reconocía que su ideal sería algo imposible de lograr, en palabras suyas, por la carencia de virtudes políticas y la falta de instrucción en la conducción del Estado, entre otros factores.
Y así lo hemos visto a lo largo de la historia de la región latinoamericana, con gobiernos dictatoriales (disfrazados de transformación), con populismos exacerbados, con gobernantes que han optado por el autoritarismo por encima de la democracia,
Desafortunadamente, hoy la región se ve asaltada por divisiones ideológicas, por quienes promueven la exclusión y el rechazo; así como la venganza política.
Si bien nuestra América Latina aglomera dentro de sí las más diversas ideologías y formas de gobernar, que son producto del devenir histórico de cada nación, es importante que busquemos lo que nos une para hacer frente a las grandes problemáticas de nuestra región.
“Unión, unión, o el monstruo de la discordia nos devorará” Así lo decía Bolívar.
Hoy ese monstruo de la discordia se encuentra presente en nuestros gobiernos, en nuestras sociedades.
En Acción Nacional seguiremos siendo promotores de que en esta región se impulsen iniciativas y proyectos que privilegien la creación de una auténtica comunidad entre nuestras sociedades, con énfasis en la integración humana, política y comercial.
Necesitamos avanzar. No podemos quedarnos estancados. Es urgente dar pasos hacia adelante.
Señoras y señores diputados, distinguidos invitados:
A lo largo de nuestra historia, los pueblos latinoamericanos hemos librado un sinnúmero de batallas.
Lo que hoy nos convoca es la oportunidad de hacer una gran alianza para luchar, sí, para luchar juntos, en contra de nuestros enemigos comunes: como lo son la pobreza, la enfermedad, la violencia y la ignorancia.
Son momentos para ver más allá de nosotros mismos y hacer un frente común en contra de los problemas que aquejan a nuestras naciones.
Que la integración latinoamericana no quede solo en el discurso o el recuerdo del gran Bolívar, sino que sea expresión de verdadero compromiso y solidaridad entre las naciones unidas por las mismas raíces.
Como lo dijera el gran libertador: "La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de todos los hombres, sino inexorable decreto del destino”.
Es cuanto, señora presidenta.
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