El uso de la fuerza siempre tiene que ser el último recurso, sin embargo, al final de cuentas el Estado siempre tiene que ser más fuerte que los delincuentes. Aquí en Estados Unidos, en Alemania o en China, no podemos pensar que el Estado mexicano a través de sus corporaciones de protección como es la Guardia Nacional se pueden doblar ante el crimen organizado, es impensable; desafortunadamente lo hemos visto no solamente con la Guardia, sino con las propias fuerzas armadas, en donde la instrucción ha sido replegarse, admitir pues pedradas, insultos, ha sido muy lamentable.